domingo, 13 de noviembre de 2011

Cómo evitar lo inevitable (7a entrada final)

Hace mucho tiempo que no lograba escribir para poner al tanto a los demás frentes rebeldes acerca de nuestra situación. Mi grupo está a punto de desaparecer. En los últimos días han capturado a la mayoría de los dirigentes. Ya solo queda uno de los fundadores de este bloque de resistencia civil.

En la última publicación mencioné la importancia de lograr que más personas se interesaran en unirse a la lucha en contra del Gobierno. Por los resultados que hemos tenido –más allá de crecer en número  hemos disminuido– me puedo dar cuenta de la realidad de este movimiento que intentó defender la libertad y el respeto a la vida privada que nos fue arrebatado con la ley de registro en el padrón electrónico. Esa realidad de la que hablo no es para nada la que se buscaba.

Todos los involucrados directamente en la lucha sabíamos que todo esto tendría un precio, el cual estuvimos dispuestos a pagar sin queja con la esperanza de que la recompensa seria grata para nosotros y la sociedad en general. Hoy nos damos cuenta de la mezquindad e indiferencia de todas esas personas a las que ingenuamente creímos representar y defender de una vida fascista. Solo llevamos tres años de lucha y no somos ni la sombra de un movimiento social capaz de derrocar una dictadura y jamás lo seremos si no contamos con el apoyo de todos.

Escribo estas líneas para comunicar a los demás grupos de oposición que nuestra situación es precaria y agonizante. No estoy seguro de poder escribir la siguiente novedad. Lo más sensato para nosotros antes de ser atrapados es morir. Posiblemente si me encuentran con vida sea peor que la muerte.
Últimamente, hemos pensado si esto que hicimos fue lo correcto y para quién. No es que no nos importe defender nuestros principios y tampoco es que no nos importen las personas, pero parece que a las personas no les importa ser defendidas ni los principios.

Desafortunadamente nuestra caída traerá consigo tiempos de represión más severa en contra de lo que aún queda de la sociedad. Nada será como en el pasado y me di cuenta que la ambigüedad en el pensamiento de las personas, el temor y la comodidad son lo que dan fuerza y cabida a las imposiciones del Gobierno.
Que admirable es ahora para mí lo que se consiguió en el pasado con la guerra de independencia, la revolución y con diferentes luchas sociales en el resto del mundo. Fue tanta la determinación de las personas que lo vivieron y al final lograron algo que hoy en día ya es inalcanzable: derrocar un régimen y dar un giro completo a la forma de vida.

¿Será que necesitamos hundirnos más en la miseria para despertar? Yo prefiero despertar antes de ser miserable aunque creo que moriré antes de que todos despierten.

1 comentario:

  1. Cuando repetimos una o más palabras sin motivo retórico, le resta fuerza a la repetición como recurso expresivo. Por ende, debemos cuidar las repeticiones innecesarias. Así, cuando realmente conviene repetir algo, se entenderá en toda su expresión retórica. Excelente entrada.

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